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Ruta de los Ríos y Molinos

Desde tiempos inmemoriales la corriente natural del agua, convenientemente derivada mediante aceñas y azudes, fue aprovechada como fuerza motriz para girar rodeznos y muelas, permitiendo obtener la necesaria harina a partir del apreciado grano.

En la comarca aún existen numerosos molinos en diferentes estados de uso y conservación. Con las siguientes líneas, pretendemos dar una sencilla información al visitante, para que sea él mismo quién descubra este importante legado. El lógico y habitual emplazamiento de este tipo de ingenios en las proximidades de ríos y arroyos, nos permitirán descubrir un sin fin de animales y plantas propias de estos ambientes.

Se conocen en la comarca un total de 14 molinos distribuidos entre los siguientes municipios:

 Abraveses de Tera: Molino de dos alturas y planta de grandes dimensiones. La sillería es de ladrillo. La base de las fachadas son de ladrillo y mampostería de piedra y argamasa. El acabado final es de adobe y la cubierta, a dos aguas, de teja cerámica. Se encuentra parcialmente derruido. Debió contar al menos de dos rodeznos, a juzgar por el número de bocas arqueadas de la bóveda.

– Bretó, molinos del Hoyo, de las Peñicas o de las Peniellas: Están estratégicamente situados en el río Esla, aguas abajo de las desembocaduras del Órbigo y el Tera. Consta de una antigua aceña de tres cuerpos. Hay constancia de que su construcción se inició en el año 1222, concluyéndose en 1243, gracias a las donaciones que se realizaran al clero del Monasterio de Moreruela. De la primitiva construcción sólo se conservan, en aparente buen estado estructural, dos de los molinos. Los muros son de sillarejo y canto rodado unido con argamasa. Poseen un tajamar muy agudo que «abre» las aguas reduciendo el empuje de la corriente, al cual se abre una portezuela. El molino que se conserva en mejor estado posee dos alturas y la cubierta es a dos aguas, de teja cerámica. Cada uno de los molinos debió tener dos muelas, movidas por dos ruedas vitrub¡anas.

– Brime de Urz: Sólo quedan restos de algunos paños de las fachadas de adobe.

– Calzada de Tera: Edificación molinera de dos alturas, grandes dimensiones y buen estado aparente de conservación estructural. Está levantado en ladrillo y adobe, y parte de la fachada que da al caz ha sido revocada con cemento. La cubierta a dos aguas y de teja cerámica, aún está en pie. Debió contar de cinco rodeznos, a juzgar por el número de arcos de la boca de la bóveda que dan al socaz. Posee una edificación aneja.

Manganeses de la Polvorosa: Molino con varias edificaciones anejas, en perfecto estado de conservación y uso. Se trata de una edificación de gran planta y dos alturas, con fachadas mayormente de mampostería de piedra, salvo el paño superior de tapial, y cubierta de teja cerámica a dos aguas. En la puerta principal de acceso consta una inscripción que dice «Molino harinero Patricio Robles. 1958». Posee cinco rodeznos enclaustrados en cubetas, lo que permite un mejor aprovechamiento de la fuerza del agua del río Órbigo.

– Micereces de Tera: Molino de medianas dimensiones, con dos edificaciones anejas. Se encuentra junto al área recreativa del municipio y en aparente buen estado de conservación estructural. Los sillares y la base de sus fachadas son de mampostería de piedra. El resto de tapial. La cubierta a dos aguas de teja cerámica. Dispone de dos rodeznos, a los que se les ha colocado una chapa a modo de cubeta. El dintel de la boca de la bóveda o cárcavo es de madera.

– Milles de la Polvorosa: Del molino sólo queda poco más que los sillares de mampostería de piedra, así como algunos aparejos y muelas dispersas por el lugar.

– Morales del Rey: Molino ubicado en el entorno del casco urbano del municipio, con una vivienda aneja. Posee dos alturas y grandes dimensiones. Las fachadas son de mampostería de piedra cuarcítica en su base y el resto de tapial recibido con arena y cal. La cubierta a dos aguas de teja árabe. Cuenta al menos con cinco rodeznos y las bóvedas del cárcavo son de mampostería de piedra con argamasa.

– Mózar: Gran edificación molinera a orillas del Tera, que debió contar al menos con cinco muelas, a juzgar por el número de arcos de la boca del cárcavo. Posee dos alturas, con fachadas de base de mampostería de piedra y el resto de adobe. La cubierta es a dos aguas y de teja árabe. Los rodeznos estaban en cubetas. En la puerta principal dispone de un pequeño muelle de carga, bajo un voladizo.

– Olleros de Tera: Edificación parcialmente reconstruida, con fachadas de piedra en su base y ladrillo cara vista. Cubierta a dos aguas de teja cerámica. Dispone de dos rodeznos en sendas cubetas.

Santa Croya de Tera: Molino de gran planta, dos alturas y edificaciones anejas. Es de moderna construcción, a juzgar por los materiales empleados. Sus fachadas están enfoscadas parcialmente de cemento, la bóveda es de ladrillo y sus bocas, en arco. Cubierta a dos aguas de teja árabe. Debió tener tres rodeznos.

– Villaferrueña: Existen tres molinos ubicados en las proximidades del casco urbano, de dimensiones y características muy similares. Con fachadas de mampostería de piedra cuarcítica y adobe o tapial. Cubiertas a dos aguas de teja cerámica. El conocido como «molino de Horencio», aparentemente es el más modesto, ya que parece tener una sola altura y disponer de sólo dos rodeznos. El dintel de la boca del cárcavo es de piedra enteriza.

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